En este caso tocó trabajar la igualdad. Y no es cosa de un día. En cada momento, en cada vivencia, en cada actividad intentamos acercar a los niños y niñas hacia la igualdad.
Para conmemorar el 25 de noviembre, en el cole hemos realizado una actividad, y además, también hemos llegado más lejos participando en un acto local.
Como responsable de Igualdad del Centro, destaco el importante mensaje que contiene la actividad en el texto que creé para tal efecto. Aquí os dejo una muestra.
Os comparto también el cuento
" Semillas de igualdad"
Quizás nadie se ha dado cuenta, pero cerca, muy cerca existe un árbol.
No es un árbol cualquiera, es un árbol con una hermosa historia, una historia
que nunca debemos olvidar. ¿Cómo? ¿Qué aún no la conocéis? Pues escuchad y para
siempre.
Existía una vez una mujer. Ella siempre reía y sonreía, parecía tan
feliz. Al tiempo conoció a un chico. La protegía y cuidaba como flor hermosa,
pero por desgracia esta historia no continua de la misma forma. No tardo mucho
tiempo y el amor se convirtió en obsesión. Las prohibiciones se hacían notar,
las caricias se transformaron en golpes, los besos apasionados en palabras de
ira y odio y poco a poco la sonrisa de aquella joven se fue perdiendo.
No muy lejos de allí vivía otro joven, pero su historia es algo
distinta, el nunca sonreía y andaba cabizbajo por donde pasaba, como si cargara
sobre sí una pesada mochila, pero en su espalda no se veía nada. Nunca se le
veía con nadie, y nadie sabía mucho sobre su vida, simplemente que era un
muchacho algo tímido, algunos lo llamaban RARO.
Un buen día como si el destino lo hubiera querido, la mujer y el joven
decidieron caminar y caminar para escapar de aquello que les atormentaba. Tras
un buen rato. La joven llegó a un árbol y cansada se postró ante él. Su cuerpo
magullado por los golpes que recibía necesitaba descansar, así que cerró los
ojos y a los pies del viejo árbol se quedó dormida, y en ese profundo descanso
soñó algo sorprendente. De repente unos suaves dedos despertaron a la chica.
Ella, boquiabierta, no daba crédito a lo que veía. Aquellas manos suaves que la
despertaron pertenecían al chico que llamaban RARO.
Eres tú –dijo la chica- Tú apareciste en mi sueño. El joven confuso
preguntó qué era lo que ocurría en ese sueño y la chica respondió:
Lo que ocurría en el sueño es que tú y yo cambiábamos el mundo, tu y yo
sanamos algunas heridas que hoy poseen las personas, tu y yo encontramos
algunas cosas maravillosas y las colgábamos en este viejo tronco que nos
acompaña. Pero como has llegado hasta aquí, acaso eres un sueño. El joven, con
la mirada vidriosa comenzó a hablar:
No soy un sueño, al contario, más bien sería una pesadilla, como la que
cada día vivo en mí. Desde pequeño me han rechazado. A mí no me gustaba el
futbol como a los niños de mi clase, ni tampoco vestirme de superhéroe. A mí me
gustaba ser princesa, calzarme tacones y soñar que bailaba libre en un gran
palacio de cristal, pero esos bonitos sueños para mí se convirtieron en un
yugo, en unas cadenas que siempre arrastré y que ni mi propia familia me ayudó
a romper.
En ese momento la chica acercó sus suaves manos al rostro del joven y
secó sus lágrimas.
En ese momento supo perfectamente que es lo que tenía que hacer. Agarró
de las manos al joven y le dijo: cierra los ojos y sueña, sueña con un mundo
mejor, sueña con aquello que deseas, con aquello que quieres que brote en el
mundo. Y así lo hicieron. Ambos jóvenes apretaron sus manos y comenzaron a
soñar. En ese momento del árbol brotó una hoja de un verde intenso, el verde de
la ESPERANZA, la misma que tenían aquellos jóvenes en construir una sociedad
mas justa.
Y soñaron con la BONDAD, esa bondad necesaria para que cada corazón sepa
dar cariño a cada persona de su alrededor.
Y soñaron con el RESPETO, ese respeto que debe reinar para que cada
persona de este mundo se sienta libre.
Y soñaron con la TOLERANCIA, y con ella el mundo se llenó de AMOR, y con
el amor la AMISTAD.
Y soñaron con la LIBERTAD, aquella que necesitamos para ser quien
verdaderamente queremos ser.
Y soñaron con el CARIÑO, esas pequeñas gotitas que nos llenan de alegría
y que tanto necesitamos.
Y tan bonito quedo el árbol que decidieron llamarlo IGUALDAD. Y
decidieron protegerlo para que nadie lo dañase, por eso convirtieron sus
ropajes en jirones que cosieron para hacer una hermosa manta con la que tapar
el árbol.
Tan exhaustos quedaron de tan duro trabajo que ambos quedaron dormidos
uno junto al otro a los pies de Igualdad, el árbol que habían confeccionado.
Como por arte de magia, aquellos jóvenes poco a poco fueron transformándose en
dos precisos pájaros violetas. Y cuando despertaron volaron y repartieron
semillas de aquel árbol por el mundo, y en cada lugar, por pequeño que fuese,
broto un árbol igual que el que aquellos dos jóvenes crearon.
No nos vamos a engañar, esto tan solo es una historia, pero ojalá algún
día veamos volar cerca de nosotros a dos hermosos pájaros violetas. Y ahora
cerrad los ojos y soñad.
Autor: J. Miguel Muñoz
Por último, agradecer la participación y colaboración de todas las entidades y Centros Educativos participantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario